Las últimas palabras del Cardenal Pie, desde el púlpito, 16 de mayo de 1880 dos días antes de su muerte

Cardenal Pío 1815-1880
El cardenal Pie abandonó la escena de este mundo como un luchador casi de repente, el 18 de mayo de 1880, en medio de la noche, en Angulema. Desde lo alto del púlpito de la catedral, dos días antes, dejó caer estas palabras que fueron, sin él saberlo, su última consigna y que os entregamos a continuación.
“Lo que les pasa a los pueblos cuando el espíritu del hombre destierra el espíritu de Dios, nuestra patria lo ha visto con sus propios ojos, y que nunca más vuelva a ver. ¡Ah, qué ¿En qué se convertiría el mundo si la Iglesia no guardara en él el Espíritu de Dios? Pero retendrá este Espíritu sólo a condición de combatir el espíritu contrario.
Atacado, se defiende: es su derecho y su deber. Lo anunciado a su divino Esposo es su propia historia: Dominare en medio inímicorum.
Aún reina, aún debilitada, su El papel aquí abajo es militante. Más de una vez, ella habrá parecido ganar. En los últimos días su reinado exterior parecerá decaer. Los profetas le habían dicho: Bellabunt adversus te y non praevalebunt.
Maíz el profeta de la última edad parecía hablar otro idioma: Datum est bestiae bellum facere cum sanctis et vincere eos.
Pero esta victoria de última hora será el preludio de una próxima derrota y ruina final.
Todos vosotros, hermanos míos, si estáis condenados a ver el triunfo del mal, nunca lo aclaméis, nunca digáis al mal: Eres bueno; a la decadencia: Tú son progreso; Por la noche : Tu eres la luz; a la muerte: Tú eres la vida.
Santificaos en el tiempo donde Dios os ha puesto; gemid por los males y desórdenes que Dios tolera; oponle con la energía de tus obras y de tus esfuerzos, toda tu vida pura de errores, libre desde mal entrenamiento para que después de haber vivido aquí abajo, unidos con el Espíritu del Señor, seáis admitidos a ser uno con Él por los siglos de los siglos: Qui adhaeret Deo unus spiritus est.
Amén. "