



Declaración de apoyo
Monseñor Viganò, que se encuentra apoyado !
Que haya muchos obispos que empuñen su espada !
A la atención de Su Excelencia Monseñor Viganò, Arzobispo,
Excelencia,
Hace unos días, uno de los cuatro obispos que se esfuerzan por mantener dentro de la Iglesia la defensa de la fe según el ejemplo dado por monseñor Lefebvre, le escribió una carta de felicitación y apoyo a raíz de su mensaje del 9 de junio, en la que le rastrear la crisis actual de la Iglesia hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965). A través de esta nueva carta, estos mismos cuatro obispos quieren renovar públicamente su felicitación y su apoyo en las difíciles circunstancias que estáis viviendo. Transcribimos aquí en pocas palabras la esencia de lo que ya os ha escrito el obispo Tomás de Aquino.
A través de esta carta abierta, consideramos nuestro deber apoyarte públicamente ante toda la Iglesia por tu reciente denuncia de la crisis que atraviesa, cuyo origen se remonta al Concilio Vaticano. ¿No enseña Santo Tomás de Aquino que, aunque no haya obligación de profesar la Fe en todo momento, es diferente cuando la Fe está en peligro? ? Es, pues, un grave deber profesarlo, aun a riesgo de la propia vida.
¿Es posible hoy negar la crisis sin precedentes que golpea a la Iglesia y que afecta profundamente al sacerdocio católico? ? Y sin embargo, se necesitan sacerdotes, que son verdaderamente católicos, para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y mantener la santa doctrina. Ningún obispo puede contentarse con resistir en la fe, como puede hacerlo un laico, cuando las autoridades legítimas de la Iglesia se niegan a actuar de acuerdo con el espíritu de la Iglesia. En la crisis actual, no solo es lícito, sino que es nuestro más estricto deber usar para el bien de las almas los poderes que nos vienen de Dios con la gracia del episcopado y la plenitud del sacerdocio.
En su carta del 9 de junio, Vuestra Excelencia reconoce, con admirable claridad y sinceridad, que el clero y los fieles católicos se equivocaron cuando el Concilio introdujo nuevas orientaciones derivadas de la conspiración anticristiana. Es doloroso constatar la lamentable ceguera de tantos compañeros en el episcopado y en el sacerdocio, que no ven, o se niegan a ver, la crisis actual y la necesidad de luchar contra el modernismo que se ha convertido en el amo, para resistir a la secta conciliar arraigada en los más altos niveles de la Iglesia. Esta resistencia es completamente legítima y conforme a la voluntad de la Iglesia de todos los tiempos. En efecto, corresponde al obispo cumplir la misión que le ha sido encomendada. : transmitir todo lo que puede y debe ser transmitido por la plenitud del Sacerdocio para mantener la Fe : “Tradidi quod et accepi”.
Con su antiliberalismo y su antimodernismo, el arzobispo Marcel Lefebvre y el arzobispo Antonio de Castro Mayer salvaron el tesoro de la tradición católica del modernismo, la misa nueva y las reformas del Concilio. Para garantizar la transmisión de la gracia y de la doctrina inmutable, se procedió en junio de 1988 a la consagración de cuatro obispos en lo que Mons. Lefebvre llamó " Operación Supervivencia”. Es como sus herederos que queremos expresar nuestra sincera adhesión a la posición de Vuestra Excelencia, dictada por vuestra eterna fidelidad a la Iglesia. Al hacerlo, no queremos sino beber de la misma fuente, que es la Santa Iglesia Romana, Católica y Apostólica, fuera de la cual no hay salvación.
Y si nos preguntan cuándo habrá un acuerdo con las autoridades romanas, simplemente respondemos : cuando Roma vuelve a Nuestro Señor. El día en que las autoridades romanas vuelvan a reconocer a Nuestro Señor como Rey de todos los pueblos y de todas las naciones, no seremos nosotros mismos los que volvamos a la Iglesia, sino aquellos que han tratado de derrocar a esta Iglesia católica que nunca dejamos. Mientras tanto, creemos que al oponernos y resistir abiertamente a los errores del Concilio y de quienes los promueven, prestamos el servicio más necesario a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo.
Que Nuestra Señora, la Santísima Virgen, nuestra Madre que en Fátima nos advirtió de la gravedad de la hora presente, conceda al Papa y a los obispos del mundo entero las gracias necesarias para que Rusia sea consagrada a su Inmaculado Corazón, y que la reparación se difunda ampliamente la devoción de los primeros cinco sábados del mes, para que se deshaga el modernismo y las almas regresen a la Fe Católica, intacta y entera, sin la cual es imposible agradar a Dios.
Que Dios bendiga a Su Excelencia el Arzobispo Carlo Maria Viganò.
Obispo Jean-Michel Faure
obispo Tomás de Aquino
Obispo Richard Williamson
Obispo Gerardo Zenderas
Número DCLXXVI (676)
27 de junio de 2020