El buen Pastor
Las apariciones del Salvador resucitado son conmovedoramente delicadas. Lo hemos visto a través de las pocas palabras escritas durante la Semana Santa.
Centrémonos hoy en el primer Aleluya de la Misa del segundo domingo después de Pascua, llamado Domingo del Buen Pastor.
“Los discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan. (Lc 24,35)
Jesús vino a buscar a estas ovejas perdidas, desconcertado por su Pasión, por su dolorosa Muerte. Así que habían salido de Jerusalén, regresando a casa con el corazón triste. El Buen Pastor viene a buscarlos. Él los escucha, les enseña, les reprende por su incredulidad. Es al partir el pan, gesto bien conocido por ellos, que lo reconocen.
Para todos nosotros, el Buen Pastor pasa por nuestras vidas. Ovejas descarriadas, heridas por nuestras miserias y las de nuestros tiempos pobres, nos encontramos sin Pastores.
Los Pastores de la Iglesia, en vez de gritar lobo, se han convertido ellos mismos en mercenarios o también en lobos en el redil.
¡Oremos en este domingo por los sacerdotes, para que, siguiendo al Buen Pastor, lo sean a su vez los sacerdotes de Jesucristo!
Padre Dominique Rousseau
26 de abril de 2020
Fiesta de Nuestra Señora del Buen Consejo
(...) Vosotros, gentiles faros entre estas brumas y gasas,
¡Ay! brillarnos de nuevo y siempre hasta el día,
Hasta la hora del corazón expirando hacia el amor
Divina, para volver a florecer eterna en la misma
Caridad lejos de este calvario frío y pálido.
Y luego, en el oscuro momento de la despedida,
Flambé, antorchas de incienso, y reavivar nuestros ojos
A la Belleza única, toda buena y poderosa,
Quema lo que ya no es oración inocente,
¡Santa aspiración y verdadero arrepentimiento!
¡Que esté allí un sacerdote, Jesús, cuando yo muera!
( Paul Verlaine , Felicidad, 1891, Sacerdotes de Jesucristo, la verdad os guarde)
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