En esta Pasión del Salvador donde hay tantas cosas extrañas, hay una cosa quizás más extraña que todas las demás: es el silencio que Jesús guarda allí. Aparte de unas breves respuestas cuando es convocado por la autoridad religiosa o administrativa para decir quién es, y en las que se muestra médico, el Mesías esperado, Hijo de Dios, Rey, Jesús guarda un silencio constante.

(...) Sin embargo, el pecado del hombre consiste en esto, que el hombre se apega a las cosas corporales, y abandona los bienes espirituales. Por tanto, convenía que el Hijo del Hombre, por todo lo que haría y sufriría, en la naturaleza humana que había asumido, se mostrara tal que los hombres consideraran como nada los bienes o males temporales (... )

Ningún otro tiempo del año nos ofrece una riqueza litúrgica comparable a la de la Cuaresma, y quiero prueba de ello -para no hablar de los textos del Breviario- de que la Iglesia ha compuesto una Misa especial para cada día de este tiempo favorable a la santificación .

Amados, en la intención en que estoy de hablaros del santo ayuno de la Cuaresma, ¿puedo mejor comenzar este sermón que con las palabras del Apóstol que fue el intérprete de Jesucristo, y repitiendo estas palabras que acabamos de leer? : “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de salvación” (2 Cor 6, 2)? (...)