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En tiempos recientes, la autenticidad de los mensajes de La Salette ha sido cuestionada por el profesor de Eclesiología de Ecône. Oye  nos haría creer que el mismo arzobispo Lefebvre se mostró reticente al respecto, sobre todo en relación con el eclipse de la fe en Roma y su ocupación por las fuerzas del mal.

 

La siguiente carta puede ayudar a disipar tal afirmación.

Padre Paul Morgan - 28 de octubre de 2020

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Prólogo escrito por el Arzobispo Lefebvre para Documentación sobre la Revolución en la Iglesia por el Padre Guilio Tam

(4 de marzo de 1991)

[posiblemente el último escrito de monseñor Lefebvre]

 

El padre Guilio Tam, miembro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, de nacionalidad italiana, que recibe cada día el Osservatore Romano, periódico oficial de la Curia romana, consideró oportuno, para información de sus hermanos, poner reúne los pasajes más significativos extraídos de los discursos del Papa y de las autoridades romanas sobre los temas más acuciantes.

 

Esta recopilación arroja una luz tan llamativa sobre la Revolución doctrinal inaugurada oficialmente en la Iglesia en el Concilio y que continúa hasta nuestros días, que no se puede dejar de pensar en la “Sede de la iniquidad” predicha por León XIII, o en la pérdida de la Fe. de Roma predicho por Nuestra Señora en La Salette.

 

La propagación y la adhesión de las autoridades romanas a los errores masónicos tantas veces condenados por sus antecesores es un gran misterio de iniquidad que arruina los fundamentos de la Fe Católica.

 

Esta dura y dolorosa realidad nos obliga en conciencia a organizarnos por nosotros mismos la defensa y la protección de nuestra Fe Católica. El hecho de sentarse en los asientos de autoridad ya no es, por desgracia, una garantía de ortodoxia de la fe de quienes los ocupan. El Papa mismo propaga sin cesar los principios de una religión falsa, que tienen por resultado una apostasía general.

 

Presentamos pues los textos adjuntos, sin comentarios, del año 1990. Los lectores pueden juzgar por sí mismos, ya través de los textos de los Papas ante el Concilio.

 

Esta lectura justifica ampliamente nuestra conducta para el mantenimiento y la restauración del Reino de Nuestro Señor Jesucristo y de su Santa Madre en la tierra como en el cielo.

 

El restaurador de la cristiandad es el sacerdote por medio de la ofrenda del verdadero Sacrificio, por la administración de los verdaderos sacramentos, por la enseñanza del verdadero catecismo, por su papel de pastor vigilante por la salvación de las almas.

 

Es en torno a estos sacerdotes verdaderos y fieles que los católicos deben reagrupar y organizar toda la vida cristiana.   

 

Cualquier espíritu de desconfianza hacia estos sacerdotes que merecen confianza, disminuye la solidez y la firmeza de la resistencia contra los destructores de la Fe.

 

San Juan terminó su Apocalipsis con esta llamada: “Veni Domine Jesu”, ¡Ven, Señor Jesús, aparece por fin sobre las nubes del cielo, manifiesta tu Omnipotencia, que tu Reino sea universal y eterno!

 

                                                                       Econo, 4 de marzo de 1991

                                                                       + Marcel Lefebvre

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